Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

By: Juan David Betancur Fernandez
  • Summary

  • Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.
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  • 651. El hombre mosquito (Bolivia)
    Apr 7 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com


    Hace muchos años, en un pequeño y tranquilo pueblo, vivía un hombre llamado Juan. Juan era conocido por ser amable y trabajador, y estaba casado con una mujer llamada María, quien era muy querida por todos en el pueblo. Sin embargo, Juan tenía un secreto oscuro que nadie conocía: cada noche, cuando el sol se ocultaba y la luna brillaba en el cielo, Juan se transformaba en un mosquito.

    Durante el día, Juan llevaba una vida normal, trabajando en los campos y compartiendo momentos felices con María. Pero cuando la noche caía, su cuerpo cambiaba y se convertía en un pequeño insecto con alas, atraído irresistiblemente por la sangre. Cada noche, Juan volaba hacia su esposa y, sin poder contenerse, la picaba para alimentarse de su sangre.

    María, sin saber lo que ocurría, despertaba cada mañana con ronchas dolorosas en su piel. Al principio, pensó que eran simples picaduras de insectos, pero con el tiempo, comenzó a sentirse cada vez más débil. Su salud se deterioraba rápidamente; había perdido mucho peso, su piel se había vuelto amarilla y sus fuerzas la abandonaban. A pesar de su estado, Juan continuaba picándola cada noche, incapaz de resistir la tentación.

    Finalmente, María cayó gravemente enferma. Su fiebre era alta y no mejoraba con los remedios tradicionales. Los días pasaban y su condición empeoraba, hasta que un fatídico día, María murió. Juan estaba devastado por la pérdida de su amada esposa, y el pueblo entero se sumió en la tristeza. Nadie entendía la causa de su muerte, así que los aldeanos decidieron investigar.

    Con el tiempo, Juan comenzó a ponerse cada vez más nervioso. La gente del pueblo notó su comportamiento extraño y empezó a sospechar de él, especialmente cuando otros habitantes comenzaron a despertar con ronchas similares a las de María. Desesperados por encontrar respuestas, los aldeanos acudieron a un brujo conocido por sus conocimientos sobre lo sobrenatural.

    En el pequeño pueblo, el brujo era conocido por sus vastos conocimientos sobre lo sobrenatural y lo oculto. Vivía en una cabaña apartada, rodeada de hierbas medicinales y objetos místicos que utilizaba en sus rituales.

    El brujo había heredado sus habilidades de sus ancestros, quienes también habían sido curanderos y sabios. Desde joven, había mostrado un talento especial para comunicarse con los espíritus y entender los secretos de la naturaleza. La gente del pueblo acudía a él en busca de ayuda para curar enfermedades, resolver problemas y protegerse de las fuerzas malignas.

    El brujo, tras escuchar las preocupaciones de la gente, realizó un ritual para descubrir la verdad. Les dijo que la causa de las ronchas y enfermedades era un insecto pequeño, molesto, con alas, que se alimentaba de sangre. Finalmente, reveló que el insecto era Juan, el hombre que había matado a su esposa. El brujo no solo reveló la identidad del culpable, sino que también les dio la solución para acabar con él. Sabía que Juan, en su forma de mosquito, no podía ser derrotado por medios convencionales.

    Después de que el brujo revelara la verdad sobre Juan, los aldeanos se sintieron traicionados y llenos de ira. Decidieron que debían capturar a Juan y hacer justicia por la muerte de María y las enfermedades que estaban sufriendo. Se organizaron en grupos y comenzaron a buscarlo por todo el pueblo y sus alrededores.

    Juan, consciente de que su secreto había sido descubierto, intentó esconderse. Pasó la noche en un lugar apartado, esperando que la furia de los aldeanos se calmara. Sin embargo, al día siguiente, Juan decidió regresar al pueblo, pensando que podría explicar su situación y pedir perdón.

    Cuando los aldeanos vieron a Juan, lo

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  • 650. La mosca en la copa (infantil Japón)
    Apr 5 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
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    Habia una vez en En el Japón feudal hace muchos cientos de anos un señor feudal llamado Hansaemón. Hanasemon era un daimyo, un noble guerrero que de acuerdo a su noble estirpe gobernaba sobre vastas tierras y tenía numerosos vasallos. Su castillo, construido en lo alto de una colina, estaba rodeado de jardines zen y bosques de bambú, reflejando la belleza y serenidad de la naturaleza japonesa. El castillo, con sus torres y muros de piedra, era un símbolo de poder y protección y todos en las tierras alrededor lo veneraban.

    Una noche, durante el festival de la cosecha, el señor Hansaemón organizó un gran banquete en el salón principal de su castillo. Las paredes del salón estaban decoradas con biombos pintados con escenas de la vida samurái y la naturaleza. Los invitados, vestidos con elegantes kimonos de seda, disfrutaban de una variedad de platos tradicionales acompañados de sake servido en delicadas copas de porcelana.

    El sake, un símbolo de hospitalidad y refinamiento, era preparado con arroz cultivado en los campos del daimyo y fermentado siguiendo técnicas ancestrales. A todos los invitados las copas llenas de sake les ofrecia el mayor de los placeres ya que pronto sentían un alivio de sus preocupaciones diarias. Mientras el señor Hansaemón bebía su sake con gran entusiasmo, pasaba por allí una mosca, que atraída por el aroma dulce del vino de arroz, se dejo caer dentro de la copa de aquel señor feudal . Sin darse cuenta el señor Hansaemón acercó sus labios a la copa y con un movimiento rapido bebio su sake y se tragó la mosca junto con el sake.

    Hansaemon sintió un poco raro su trago pero estando ya de por si un poco borraco no le presto atención pero Pronto, comenzó a sentir una incomodidad en su estómago, pues la mosca revoloteaba y zumbaba, causando gran molestia. Preocupado, el señor Hansaemón llamó a su médico personal, un sabio conocido por sus conocimientos en el arte de curar, que vivía en un templo cercano. El médico, vestido con su kimono de seda y portando un abanico de papel se acercó a el Señor Hansaemon y colocando un tubo de bambu sobre la barriga de su paciente escucho atentamente el revolotear de la mosca en el estomago del Señor Hansaemon. Luego con toda ceremonia dijo. Su señoria he de informarle que hay una mosca en su interior.

    Una mosca. Protesto Hansaemon… como es posible yo no entiendo como llego allí, Pero digame como voy a ser para deshacerme de ella. Me causa mucha molestia. El Medico lentamente le dijo.

    —El mejor remedio para su problema es tragarse una rana viva. La rana se comerá a la mosca.

    Una Rana ….. Seguro que eso solucionara mi problema.

    Si dijo el Medico. Es conocido el apetito que tienen las ranas por las moscas. Sin duda rápidamente la rana se comera la mosca.

    El señor Hansaemón ordenó a sus samuráis que cazaran una rana fuerte y sana en el jardín del castillo. Los jardines del castillo, diseñados siguiendo principios zen, eran hogar de diversas criaturas, incluyendo ranas que croaban en los estanques de agua. Con una bella rana verde aparecieron los samuráis después de algunos minutos y se la presentaron a su señor.

    Hansaemon la miro con mucho desprecio pero siguiendo el consejo de su medio les pidió que la pusieran en su boca para así tragársela. Con gran dificultad como se pueden imaginar, el señor Hansaemón logró tragarse la rana.

    Y Tal como había dicho el médico, cuando la rana llego al estomago vio la mosca revoloteando y abriendo su boca de rana saco una larga lengua que atrapo a la mosca y se la comio en un santiamén.. Pero ahora el señor Hansaemon tenía otro problema. En su estomago tenía una rana que como sabemos

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  • 649. El arbol de Cassandra (Leyenda Gran Canaria)
    Apr 2 2025

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    Juan David Betancur Fernandez
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    Había una vez una jovencita de 15 años de edad que vivía en la isla de gran canaria. La joven de gran belleza era pretendida por cuanto varón había en la isla, pero el corazón de la joven pertenecia a otro joven de la misma edad llamado Ivan. Todos conocían la idílica relación entre los jóvenes y sabían que ambos solían tomar largos paseos hasta un árbol frondoso que por su edad se presentaba fuerte y vigoroso y que era posiblemente el más viejo de toda la isla.

    in embargo, los tiempos no eran favorables para los amores adolescentes. Por aquellas épocas en España se vivía una sociedad estricta y conservadora, y las relaciones entre jóvenes eran vistas con desconfianza. La prudencia debía ser su guía, pero todos sabemos que el primer amor es a menudo imprudente y descuidado. Pero como dice el dicho, pueblo chico infierno grande, Los rumores comenzaron a circular, alimentados por la envidia y los prejuicios de los vecinos. Y pronto se supo en toda la isla que los dos jóvenes tenían un romance. La familia de Casandra pronto se vio señalada y criticada por permitir una relación que muchos consideraban insana y antinatural.

    A pesar de las dificultades, Casandra e Iván continuaron viéndose en secreto. Su amor era fuerte y apasionado, y no podían imaginar la vida sin el otro. Paso el tiempo y ambos muchachos solían escaparse de sus padres y de la mirada de los vecinos para encontrarse futrivamente debajo de aquel gigantesco pino que sobresalía sobre las montanas de el municipio de Tejeda y cerca a el juncal. Allí en aquel hermoso paraje desde donde se veía las aguas de la represa de las niñas a sus pies, los jóvenes se juraron amor eterno como suelen hacerlo los enamorados.

    Pronto casandra comprendió que había quedado embarazado y pese a los prejuicios de la población y la tristeza de sus padres decidieron que tendrían el hijo o hija a toda costa. Así valientemente continuaron con el embarazo hasta que unos meses más tarde y Fruto de su relación nacieron dos mellizos, un niño y una niña. Y pese La llegada de los bebés debería haber sido un momento de alegría para la pareja, se dice que para Casandra, fue el inicio de una crisis emocional muy profunda y que debido a esto Cassandra comenzó a dudar del amor de Iván, temiendo que él la abandonara cuando ella envejeciera y perdiera su belleza.

    Así que en su desespero decidio invocar al y pedirle que que impidiera que Ivan le llegara a abandonar en el futuro. Era una noche oscura y tormentosa, con el cielo cubierto de nubes negras que amenazaban con desatar una lluvia torrencial. El viento soplaba con fuerza, haciendo que las ramas del árbol donde había conocido el amor se agitaran violentamente. Casandra, con el corazón lleno de desesperación, se dirigió al árbol. El lugar estaba envuelto en una atmósfera inquietante, con sombras que parecían moverse por sí solas y el sonido del trueno resonando en la distancia.

    Casandra llevaba consigo una pequeña bolsa de cuero, en la que guardaba los elementos necesarios para el ritual con el cual invocaría la presencia del diablo. . Con manos temblorosas, sacó una vela negra, un cuchillo de plata y un pequeño frasco de sangre. Colocó la vela en el suelo, justo al pie del árbol, y la encendió. La llama parpadeaba en la oscuridad, proyectando sombras siniestras en el tronco del árbol. Con el cuchillo, Casandra trazó un círculo alrededor de la vela, murmurando palabras antiguas y olvidadas.

    El aire se volvió más frío y pesado, y una presencia oscura comenzó a manifestarse. El Diablo, astuto y sibilino, apareció ante ella en una forma que solo ella podía ver. Su figura era imponente y aterradora, con ojos que brillaba

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