
Tobías, Historia de Amor
Failed to add items
Add to Cart failed.
Add to Wish List failed.
Remove from wishlist failed.
Adding to library failed
Follow podcast failed
Unfollow podcast failed
Buy for $3.99
No default payment method selected.
We are sorry. We are not allowed to sell this product with the selected payment method
-
Narrated by:
-
Virtual Voice
-
By:
-
Leo J. Mart.

This title uses virtual voice narration
About this listen
Te cuento en resumen la maravillosa historia de Tobías. Intervienen en esta historia unos personajes principales: Tobías padre y Tobías hijo, Sara, joven virgen, bella y rica, y el Arcángel Rafael.
Tobías padre nos dirá de él, que aunque toda su familia se apartó de Dios, él no se apartó, que toda su vida ha andado por los caminos de la verdad y la justicia, y que ha sido generoso. Mira tú ya tres virtudes de este hombre para que tú las imites:
Verdad-Justicia-Generosidad y la primera de todas: la fidelidad a las cosas de Dios. Tobías se deleita dándonos detalles de todo lo generoso que fue con las cosas de Dios y con los demás (es bueno que leas el libro de Tobías) Una obra de misericordia que se propuso hacer, arriesgando su propia vida, fue enterrar a los muertos, al final verás cual fue su pago.
Tobías padre era un hombre rico, que en todo su esplendor le prestó a un pariente suyo, 10 talentos de plata (según los investigadores un talento pesaba 40 kilos, entonces prestó 400 kilos de plata). En Tobías padre se cumplió la promesa del Señor: Dt 28,12
Tobías quedó ciego, y además fue despojado de todo lo suyo, cayó en la extrema pobreza. Ana, su mujer tuvo que salir a trabajar en las labores femeninas de la época: hilar lana y hacer tejidos (confecciones)
Lo curioso es que Tobías no confiaba en la honorabilidad de su mujer. Ana se apareció con un cabrito y Tobías le preguntó: ¿Dónde lo robaste? Ella le contestó que se lo habían regalado y Tobías no le creyó y le dijo que lo devolviera. Ana exasperada le dijo: < ¿Para qué te han servido tus limosnas y tus buenas obras? ¡Ahora que estás ciego y en la pobreza absoluta se ve todo bien claro! > Tb 2,14.