En el contexto de la brujería moderna, una "Bruja del Caos" es típicamente alguien que practica la magia del caos. La magia del caos es una práctica mágica contemporánea que surgió a finales del siglo XX. Se caracteriza por su enfoque flexible y ecléctico, a menudo evitando las estructuras rígidas y los dogmas presentes en formas más tradicionales de magia. Los practicantes suelen ver la creencia como una herramienta que puede ser manipulada conscientemente para lograr resultados deseados. Esto significa que pueden adoptar diferentes sistemas de creencias temporalmente para aprovechar su poder psicológico y luego descartarlos cuando ya no sean útiles. El enfoque de la magia del caos está en obtener resultados tangibles en lugar de seguir una ideología espiritual o religiosa específica. Se alienta a los practicantes a experimentar y encontrar lo que les funcione personalmente. Las brujas del caos suelen extraer elementos de una amplia variedad de tradiciones mágicas, símbolos y prácticas, combinándolos de maneras únicas. Esto puede incluir elementos de tradiciones esotéricas orientales y occidentales, la cultura popular o simbolismos personales. Una práctica común en la magia del caos es la creación y el uso de sigilos: símbolos imbuidos con la intención del practicante, que luego son "cargados" mediante diversos métodos para manifestar dicha intención. La magia del caos a menudo enfatiza los aspectos psicológicos de la magia, explorando cómo la alteración de la percepción y la conciencia puede conducir a cambios en el mundo externo. La magia del caos pone un fuerte énfasis en el empoderamiento personal y el autodescubrimiento, alentando a los practicantes a desarrollar su propio camino en lugar de seguir reglas tradicionales. El rol de una Bruja del Caos puede ser muy personal e individualista, reflejando las creencias y experiencias de cada practicante. A menudo se considera una práctica dinámica y en evolución, que se adapta a las necesidades y la creatividad del individuo.