El fisiólogo Emil du Bois-Reymond , ya en su plena madurez científica, pronunció en París en 1872 una conferencia sobre nuestra ignorancia consustancial que finalizó con esta conocida frase latina ‘Ignoramus et ignorabimus’ (‘desconocemos y desconoceremos’). Al encontrarse con los límites lógicos del pensamiento sostuvo en su obra ‘Los 7 enigmas del Universo’ que los problemas fundamentales del funcionamiento del Universo son irresolubles.
Tras la aparición de la física cuántica y relativista, el autor trata de actualizar y sistematizar en este texto el alcance de nuestra ignorancia filosófica y científica mediante un conjunto de apotegmas y sentencias en las que de forma breve resume los horizontes de nuestro pretendido conocimiento y de nuestra ignorancia sobre el Ser.
La hipótesis de la que parte el libro es la de que ‘no conocemos el destino ni el sentido del mundo; y lo más probable es que,como se suele decir en castellano castizo, ‘no lo sepa ni Dios’ , pero que “no saber el destino final de nuestra vida, como desconocer el de un partido de futbol, es lo que nos hace disfrutarla’.
El texto está organizado en un conjunto de frases cortas como el agnoiologema 'Solo sé que no sé nada' (Sócrates) o el filosofema 'Pienso luego existo' (Descartes). Además de las afirmaciones de carácter filosófico (‘filosofemas’) se incluyen otras sentencias sobre nuestros conocimientos científicos y sobre nuestras ignorancias para las que el autor propone el uso dos neologismos, ‘cienciologemas’, cuando están inspiradas por investigaciones científicas y 'agnoiologemas cuando se trata de afirmaciones sobre nuestra ignorancia acerca del ser.

Cubierta: El número Pí o el lenguaje del Universo.