
El Fantasma de Sodoma en la Cosmovisión Revelada
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El juicio divino y la destrucción de Sodoma por causa de su pecado ha ocupado un lugar tan preponderante en el corazón de Dios, que ha sido punto de referencia tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Es un hito histórico de los juicios de Dios. De manera que Sodoma es un referente histórico de maldad y perversidad. El patriarca Abraham fue testigo del desastre moral que se acarreó su sobrino Lot, y de paso cómo hundió a su familia con él; esto debido a que había preferido decidirse por la deslumbrante cultura mundana y sus beneficios temporales, en vez de sostenerse en las promesas dadas por Dios a su tío. De manera, pues, que este codicioso varón, a duras penas se pudo salvar de ese desastroso juicio, y esto con la ayuda de Dios; pero se salvó así como por fuego; es decir, chamuscado. Sí, se salvó, pero por un pelo, como se dice coloquialmente. Aquella tragedia fue grabada con tanta fuerza en el corazón de Abraham, que de alguna manera también afectó en la conciencia de sus descendientes; como es registrado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Conforme las señales de los tiempos, se dice que estamos viviendo la última generación; la que será testigo del fin de la historia. Y lo peor en todo esto es que la gente no se da por enterada; y las naciones siguen su loca carrera de armamentismo, guerras, ambiciones, perversa moral, y demás. De manera que, tanto en Israel como en el resto de las naciones, mientras la historia avanza hacia su fin inexorable, la humanidad que rechaza a Dios, se va hundiendo en un inmundo lodazal; y de ahí a la perdición eterna sólo dista un instante. Lo sucedido en las antiguas y extintas ciudades de la llanura del Jordán, fue sólo un tímido reflejo de la calamidad que ya está anegando a la humanidad. Lo que ya empezamos a constatar, envolverá a todas las naciones en un verdadero y horroroso cataclismo. En estos tópicos nos queremos detener en esta ocasión, pues el final de todo esto, el gran cumplimiento final, ya está a la vuelta de la esquina.
Pero, hay un elemento importante que tener en cuenta; y es que el juicio comienza por los hijos de Dios. ¿Cómo? Todo el mundo detesta la sola idea de llegar a estar al borde de ser juzgado; y, lo que es peor, ser juzgado para condenación. Nadie quiere ser juzgado delante de un tribunal. Eso pinta como un horroroso fracaso. No obstante, inexorablemente, a toda persona le espera un juicio en el más allá, incluidos los hijos de Dios. Una vez haya abandonado este cuerpo mortal, cada uno lo entenderá con mayor claridad. Es mejor que vayamos abandonando la fabulosa idea de que nos morimos y nos vamos para el cielo; sin más. Todos, justos e impíos seremos sometidos a un juicio; claro, en escenarios totalmente diferentes y para una sentencia diferente; pero ese juicio vendrá inexorablemente. Por supuesto que los hijos de Dios no serán juzgados por su salvación; no. Pero serán juzgados por su obediencia a la voluntad de Dios; por su testimonio; por sus obras en esta tierra; buenas y malas. Es imprescindible tener claridad de que hay personas que, por haber creído en la obra de Cristo, su situación delante de Dios es totalmente diferente a la de los impíos.
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